COn-VIDa

Lo primero que surge: Emociones primitivas y limitantes ..planes que se desmoronan, tristezas, angustias, enojo.

“No se puede..” “Evite el contacto con..” “Higienícese al..” Sin duda, para quienes valoramos el contacto asiduo con quienes nos rodean, la frontera corporal es un límite poderoso e invaluable. ¿Cómo transitar los días sin la posibilidad de un abrazo o una mirada frente a frente? O sin una charla con mate o café mediante, a escaso distanciamiento.

El efecto golpeó fuerte y llegó a nublar, por un momento, la visión del resto de los días.

Los espacios se transformaron, los tiempos pasaron a ser simultáneos en muchas circunstancias. Sostener situaciones emocionales propias y ajenas se añadió a la propia naturaleza compleja de los hechos.

Empezamos a conectarnos a través de monitores. Formación académica, actividades corporales e incluso la actividad lúdica se redimensionó. Aquí, y del otro lado, pues peinar muñecas o brindar una mano cuando se escuchaba una caída al estar saltando a la cuerda, se transformó en palabras alentadoras que ayudaban a construir situaciones imaginarias envalentonadas y divertidas.

Nuevas historias de vida, otras realidades y dificultades se pusieron delante de nuestros ojos. ¿Tal vez así era el modo en el que necesitábamos verlo?

 

Mi realidad contemplaba un espacio completo, con ventanas que permitían la entrada de la luz del sol y conexión eléctrica.

Esta posibilidad me permitió sostener la visión (aunque sea mediada) de las personas “de mi burbuja”. Todas presentes. Sí, con dolencias, pero transitándolas armando redes que impidieran perpetuar los virus, sanitarios y de los otros, que dejan marcas a más largo plazo y es necesario acompañar para que no se repliquen y ahonden.

En medio de esta “nueva normalidad” y en gratitud a lo que llegaba a través de esa pantalla que maldije más de una vez, fue entonces que me repregunté: ¿los límites provienen del afuera? ¿Faltó algo de lo importante?   

Estaba claro..no fue un cambio pedido ni elegido, sin embargo, los esenciales en mi vida, estaban y están AQUÍ.

Natalia Pucciarelli.-

Mayo/2021.-

 

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